domingo, 21 de agosto de 2011

Willancha: Ceremonia indígena de veneración a la madre tierra o técnica milenaria de gestión gerencial?

Es el 1 de agosto del 2004, pero una voz masculina grave y calma nos cuenta que estamos en el año 5.512, a punto de reconstruir el universo y ofrendar a la Pachachama (Madre Tierra) para que todo vaya bien este año. La ofrenda se hace a través del « acullico » - la masticación de hojas de coca para extraer el jugo y una « mesa » llena de símbolos tradicionales como lanas de colores, « sullus » (fetos de llama), dulces, alcohol y hierbas aromáticas. « No cualquier persona puede hacer esto » -nos explica el chamán que se hace más visible gracias a las velas recién encendidas. « Es necesario pasar la prueba del rayo; sólo aquel que es tocado por un rayo y sobrevive es un verdadero brujo », sentencia con voz de autoridad.

Alguien nos reparte hojas de coca para « acullicar », y luego se escuchan unas instrucciones: « cierren los ojos, sienténse en una posición cómoda, que no haya contacto físico entre ustedes. Ahora piensen en los objetivos de la empresa, en lo que quisieramos lograr conjuntamente este año y traten de visualisarlo como si fuera realidad ». Esa voz femenina y delicada viene del fondo de una sala decorada con tres altares en el piso donde se colocan todos los objetos tradicionales. Nos ordena respirar profundamente y expirar lentamente. Su nombre es Martha Cordero y es co-fundadora de la empresa de alimentos orgánicos Irupana.

Poco después empieza una procesión para derrarmar alcohol (ch’alla), dulces y muestras de productos de la empresa en los tres altares decorados de acuerdo a las instrucciones del Chamán. Cada altar tiene un significado diferente y representa uno de los tres niveles de la cosmovisión aymara: el cielo, la tierra y el subsuelo. La ceremonia acaba con la « ch’alla » de máquinas, la quema de los tres altares, unas cervezas y una comida típica de los Andes. Todos contentos se van a sus casas pensando en los objetivos anuales de la empresa y el deber cumplido de haber cumplido con la ofrenda a la « Pachamama ».

Esta ceremonia andina es conocida como « Wilancha ». Se practica en organizaciones grandes y no mantiene reglas establecidas. Su valor radica en reactualizar el valor de la tierra y la profunda identidad de los pueblos que habitan en ella. Pero además, podría considerarse como un equivalente de las más avanzadas técnicas de gestión gerencial del occidente porque además de rescatar a un rito andino con su profundo sentido espiritual, esta ceremonia permite motivar a los empleados, comunicarles los objetivos empresariales, comprometerlos a mejorar su desempeño y crear una energía y dirección colectiva para la próxima gestión anual. Mientras empresas multinacionales en muchas partes del mundo contratan consultores externos para organizar sesiones de motivación y trabajo de grupos con sus empleados, y conducen retiros periódicos para analizar la misión y visión de la empresa, aquí en Bolivia, una ceremonia tradicional Aymara facilita todo esto, agregándole un profundo sentimiento de identidad cultural y vínculo a la tierra. Este último punto es de profunda importancia para una empresa involucrada en el comercio justo y biológico.

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