miércoles, 29 de febrero de 2012

equidad y justicia

justicia Siempre que existan límites naturales, deberá realizarse una distribución justa de los beneficios y los costes entre las sociedades, entre las naciones y entre las generaciones presentes y futuras. En un extremo, un tercio de la población mundial no tiene acceso a la electricidad, mientras que la mayoría de los países industrializados consumen mucho más de la parte que les corresponde.
Los efectos del cambio climático sobre las comunidades más pobres se ven aumentados por injusticias energéticas masivas a nivel global. Si queremos combatir el cambio climático, uno de los principios a cumplir debe ser el de equidad y justicia, para que los beneficios de los servicios energéticos (como luz, calor, energía y transporte) estén al alcance de todos: norte y sur, ricos y pobres. Sólo así podremos crear una seguridad energética real y las condiciones para un auténtico bienestar de la humanidad.

martes, 28 de febrero de 2012

abandonar la energía sucia e insostenible

Debemos acabar con la energía nuclear y la del carbón. No podemos continuar construyendo centrales de carbón ahora que las emisiones representan un gran peligro para los ecosistemas y la gente. Y no podemos seguir alimentando las crecientes amenazas nucleares pretendiendo que la energía nuclear puede ayudarnos a combatir el cambio climático. La energía nuclear no tiene ningún futuro en la Revolución Energética.

lunes, 27 de febrero de 2012

respetar los límites naturales

Debemos aprender a respetar los límites naturales, ya que la atmósfera sólo puede absorber una cantidad limitada de carbono. Cada año se emiten a la atmósfera unos 23 mil
millones de toneladas de carbono equivalente; estamos literalmente llenando el cielo. Los recursos geológicos de carbón podrían contribuir a otros varios cientos de años de combustible, pero no podemos quemarlos y mantenernos dentro de los límites de seguridad. Debemos terminar con la dependencia del
petróleo y el carbón.

Si queremos frenar la subida vertiginosa de la temperatura de la Tierra, la mayoría de las reservas de combustibles fósiles del mundo (carbón, petróleo
y gas) deben seguir bajo tierra. Nuestro objetivo como seres humanos es vivir dentro de los límites naturales de nuestro pequeño planeta.

domingo, 26 de febrero de 2012

poner en práctica soluciones limpias y renovables y descentralización de los sistemas energéticos

energéticos No hay escasez de energía. Todo lo que tenemos que hacer es utilizar las tecnologías existentes para aprovechar la energía de forma eficiente y eficaz. La energía renovable y las medidas de eficiencia energética son ya una realidad, son viables y cada vez más competitivas. La energía eólica, solar u otras tecnologías energéticas renovables han experimentado un elevado crecimiento durante la pasada década.

Al igual que el cambio climático es una realidad, también lo es el sector de las energías renovables. Los sistemas energéticos sostenibles y descentralizados producen menos emisiones de carbono, son más baratos e implican menos dependencia de las importaciones de combustible. También crean más puestos de trabajo y dan poder a las comunidades locales. Los sistemas descentralizados son más seguros y más eficientes. Esto es por lo que debe luchar la Revolución Energética.

sábado, 25 de febrero de 2012

La Revolucion Enegetica

El imperativo del cambio climático exige una Revolución Energética. Entre los expertos existe el consenso de que este cambio fundamental debe comenzar cuanto antes y haber recorrido buena parte en los próximos diez años para que podamos hacer frente a sus peores impactos. No necesitamos energía nuclear.
Lo que sí necesitamos es una transformación completa de la forma de producir, consumir y distribuir la energía. Nada menos ambicioso que una revolución, nos permitirá limitar el calentamiento global a menos de 2°Celsius, por encima del cual los impactos serán devastadores.

La generación actual de electricidad se basa principalmente en la combustión de combustibles fósiles, con las consiguientes emisiones de CO2 asociadas, en centrales eléctricas de gran tamaño que desechan la mayor parte de su energía primaria de entrada. Se pierde aún más energía al tener que transportar la electricidad por la red eléctrica y convertirla de alta tensión a un suministro adecuado para uso doméstico e industrial. El sistema es intrínsecamente vulnerable: pueden producirse en cascada problemas técnicos locales, relacionados con las condiciones climáticas o incluso causados deliberadamente, provocando apagones importantes. Independientemente de la tecnología empleada para generar electricidad, con esta configuración
obsoleta, ésta estará sujeta de forma inevitable a algunos, o todos estos problemas. La clave de la Revolución Energética es la necesidad de cambiar la forma de producir y distribuir la energía.

viernes, 24 de febrero de 2012

riesgos para la seguridad

Windscale (1957), Three Mile Island (1979), Chernóbil (1986) y Tokaimura (1999) son sólo algunos de los cientos de accidentes nucleares ocurridos hasta la fecha.

Un simple fallo reciente en una central nuclear sueca puso en evidencia nuestra vulnerabilidad ante una catástrofe nuclear. Suecia, como resultado de dicho fallo, tuvo que cerrar cuatro de sus 10 centrales nucleares tras el descubrimiento de problemas. Los sistemas de emergencia de la central de Forsmark fallaron durante 20 minutos durante una interrupción del suministro eléctrico. Si no se hubiera restaurado el suministro eléctrico, habría ocurrido un incidente importante en cuestión de horas. Un antiguo director de la central afirmó más tarde que “fue una suerte que no ocurriera un accidente de fusión del núcleo”. El cierre de las centrales produjo de golpe el corte de casi el 20% del suministro eléctrico de Suecia.

Una reacción nuclear en cadena debe mantenerse bajo control, y, dentro de lo posible, las radiaciones peligrosas deben limitarse al reactor, aislando y tratando con sumo cuidado los productos radiactivos. Las reacciones nucleares generan altas temperaturas, y los líquidos empleados para la refrigeración se mantienen a menudo bajo presión. Junto con la intensa radiactividad, estas altas temperaturas y presiones hacen que la operación de un reactor sea una tarea difícil y compleja.

Los riesgos que entraña el funcionamiento de los reactores son cada vez mayores, y la posibilidad de que se produzca un accidente es hoy día mayor que nunca. La mayoría de los reactores del mundo tienen más de 20 años, por lo que son más susceptibles de fallos debidos a envejecimiento. Muchas compañías están intentando aumentar su vida útil de 40 años, para la cual fueron diseñados, a un máximo de unos 60 años, lo cual conlleva nuevos riesgos.

Mientras, la desregulación del sector eléctrico ha empujado las instalaciones nucleares a acortar sus inversiones en materia de seguridad y limitar la plantilla a la vez que aumentan la presión sobre los reactores, la temperatura de funcionamiento y el quemado del combustible, acelerando con ello el envejecimiento y disminuyendo los márgenes de seguridad. Los reguladores nucleares no siempre son capaces de hacer frente a esta nueva situación.

Los nuevos reactores denominados de seguridad pasiva cuentan con un gran número de sistemas de seguridad sustituidos por procesos ‘naturales’ como el sistema de agua de refrigeración de alimentación por gravedad y refrigeración con aire, sistemas que pueden hacerlos más vulnerables a ataques terroristas

jueves, 23 de febrero de 2012

los residuos nucleares

La industria nuclear afirma que puede ‘desechar’ sus residuos nucleares confinándolos en cementerios nucleares, una solución que no aislará para siempre el material radiactivo del medio ambiente. Un confinamiento bajo tierra sólo consigue ralentizar el escape de radiactividad a la atmósfera. La industria intenta predecir el tiempo que tardará en producirse algún escape para poder afirmar que las dosis radiactivas a los habitantes de las zonas cercanas en el futuro serán “aceptablemente bajas”. Pero no hay que olvidar que los avances científicos en este campo no son hoy día suficientes para determinar con certidumbre estas predicciones.

Como parte de su campaña de creación de nuevas centrales nucleares en el mundo, la industria afirma que los problemas asociados con el almacenamiento de los residuos nucleares tienen más que ver con la aceptación pública que con asuntos técnicos. La industria habla a menudo de propuestas de almacenamiento nuclear existentes en Finlandia, Suecia o Estados Unidos para resaltar su idea.

El residuo más peligroso es el combustible altamente radiactivo (o gastado) extraído de los reactores nucleares, con emisión de radiaciones durante cientos de miles de años. En algunos países la situación se ve exacerbada por el ‘reprocesado’ de este combustible gastado – que implica su disolución en ácido cítrico para separar el plutonio para uso armamentístico, un proceso que produce un residuo líquido altamente radiactivo. Actualmente existen unas 270.000 toneladas de residuos nucleares de combustible gastado almacenado, mucho de ello en las instalaciones de los reactores. El combustible gastado se acumula a un ritmo de unas 12.000 toneladas al año, utilizándose alrededor de un cuarto del mismo para su reprocesado3. Ningún país del mundo tiene la solución para tratar estos residuos altamente radiactivos.

La OIEA reconoce que, a pesar de sus requisitos internacionales en materia de seguridad, “…las dosis de radiación a individuos, en el futuro, sólo pueden ser estimadas y las incertidumbres asociadas con estas estimaciones aumentarán aún más en el futuro.”

La opción menos dañina para los residuos ya creados es su almacenamiento
no subterráneo, en un almacén seco en las instalaciones de origen, aunque esta opinión presenta también importantes retos y amenazas. La única solución real es frenar la producción de residuos.