sábado, 7 de enero de 2012

la proliferación nuclear

Para la fabricación de una bomba nuclear se requiere material fisible (uranio 235 o plutonio 239). La mayoría de los reactores nucleares utilizan uranio como combustible y producen plutonio durante su operación. Es imposible proteger adecuadamente una planta de reprocesado de gran tamaño para evitar el desvío de plutonio para su uso en armamento nuclear. Una central de separación de plutonio pequeña puede ser construida en un periodo de cuatro a seis meses, por lo que cualquier país con un reactor ordinario puede producir con relativa facilidad y rapidez armas nucleares.

Como resultado de ello, la energía nuclear ha crecido pareja a la creación de armamento nuclear, como dos hermanos siameses. Desde que se iniciaron los controles internacionales sobre la proliferación nuclear, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte han fabricado armas nucleares, lo cual es una prueba del vínculo entre la energía nuclear para fines civiles y militares. Tanto la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) como el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT) contemplan una contradicción inherente: buscan promover el desarrollo de la energía nuclear para fines ‘pacíficos’ intentando, a la vez, frenar la proliferación del armamento nuclear.

Israel, India y Pakistán emplearon sus operaciones nucleares civiles para el desarrollo de su capacidad armamentística, actuando al margen de las garantías internacionales. Corea del Norte desarrolló un arma nuclear aún siendo país firmante del NPT. Uno de los retos más importantes a los controles de proliferación nuclear ha sido la propagación de la tecnología de
enriquecimiento de uranio en Irán, Libia y Corea del Norte. Según el Director General de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed ElBaradei, “si algún país con una capacidad totalmente desarrollada de ciclo de combustible decide por cualquier motivo romper sus compromisos de no proliferación, según la mayoría de los expertos, podría producir un arma nuclear en cuestión de meses1.”

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas ha advertido también que la amenaza a la seguridad que supone atajar el cambio climático con un programa global de reactores rápidos (utilizando combustible de plutonio) “sería colosal”2. Incluso sin reactores rápidos, todos
los diseños de reactores promovidos actualmente en todo el mundo podrían ser alimentados con MOX (combustible nuclear de óxido mixto), a partir del cual puede separarse fácilmente el plutonio.

La restricción en la producción de material fisible a unos cuantos países ‘fiables’ no es la solución, ya que esta medida engendraría recelos y crearía una gran amenaza para la seguridad. Es necesario crear una nueva agencia de la ONU capaz de atajar las amenazas que conllevan el cambio climático y la proliferación nuclear con un desmantelamiento de las centrales nucleares y la promoción de energías sostenibles, promoviendo con ello la paz mundial en lugar de ponerla en peligro.

viernes, 6 de enero de 2012

amenazas nucleares

Aunque la generación de electricidad en centrales nucleares produce mucho menos dióxido de carbono que los combustibles fósiles, los riesgos para la
gente y para el medio ambiente que conlleva su funcionamiento son múltiples. Los principales peligros son:
• La proliferación nuclear.

• Los residuos nucleares.

• Los riesgos para la seguridad.

Todos ellos explican las razones por las que queda descartada la energía nuclear como tecnología futura en el Escenario de [R]evolución Energética.

jueves, 5 de enero de 2012

el Protocolo de Kyoto

En reconocimiento de estas amenazas, los países firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992, firmaron el Protocolo de Kyoto en 1997. El Protocolo de Kyoto entró en vigor a principios de 2005 y sus 165 países miembros celebran reuniones semestrales con el fin de negociar acuerdos más precisos en materia de medio ambiente. Sólo dos de los países industrializados más importantes, Estados Unidos y Australia, han quedado fuera al no ratificarlo.

El Protocolo de Kyoto obliga a los países firmantes a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en el periodo 2008-2012 en un 5,2% de media anual, en relación con el nivel base de 1990. A su vez esto ha permitido la adopción de una serie de medidas de reducción a nivel regional y nacional. Por
3 ejemplo, en el ámbito de la Unión Europea, Bruselas propone lograr una
reducción total de un 8%, y a fin de lograr este objetivo, la UE ha aceptado también el compromiso de aumentar su proporción de energía renovable del
6% actual al 12% para el año 2010.
Actualmente los países firmantes de Kyoto están negociando la segunda fase del acuerdo, que cubrirá el periodo 2013-2017. Greenpeace pide a los países industrializados una reducción del 18% de las emisiones en relación con los niveles de 1990 para este segundo periodo de compromiso, y un 30% para el tercer periodo de 2018-2022. Sólo con estos recortes tendremos alguna posibilidad razonable de alcanzar el objetivo de 2°C.

La arquitectura del Protocolo de Kyoto se basa fundamentalmente en medidas de reducción de emisiones de obligado cumplimiento. Para lograr estos
4 5 objetivos se ha convertido el carbono en un producto que puede ser comerciado para, con ello, estimular las reducciones de emisiones más eficientes desde el punto de vista económico y potenciar, a su vez, las inversiones necesarias en tecnologías limpias por parte del sector privado con el fin de revolucionar el suministro energético. Pero, debido a la demora en la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto tras la retirada de EEUU a comienzos de 2001, los negociadores se están quedando sin tiempo. Este año será crucial debido a que, en la próxima reunión de diciembre de 2007 que se celebrará en Indonesia, los países deben firmar un mandato de negociación firme para que pueda acordarse el segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kyoto en 2008 ó 2009 como muy tarde. Esto es algo necesario para que haya tiempo para su ratificación y para que los gobiernos pongan en práctica las políticas y medidas necesarias para la siguiente etapa de reducción de emisiones.

miércoles, 4 de enero de 2012

distribución de la temperatura media superficial para un incremento global de la temperatura de 2ºC

nota SE HA UTILIZADO EL MISMO MÉTODO DE ESCALA DE MODELO LINEAL QUE EL DEL MODELO SCENGEN (WIGLEY ET AL.). EL MAPA MUESTRA LA MEDIA DEL CONJUNTO DE MODELOS POR DEFECTO DENOMINADOS, CSM (1998), ECHAM3 (1995), ECHAM4 (1998), GFDL (1990), HADAM2
(1995), HADAM3 (2000). EL MAPA HA SIDO ELABORADO PARA UN INCREMENTO DE TEMPERATURA DE 2°C SOBRE LOS NIVELES DE 1990 EN UNA SERIE TRANSITORIA CON EL ESCENARIO DE EMISIONES IPCC SRES B2. OBSERVE QUE EL PATRÓN DE LA TEMPERATURA DE EQUILIBRIO PARA UN INCREMENTO DE 2°C RESPECTO DE LOS NIVELES PREINDUSTRIALES SERÁ CUANTITATIVAMENTE DIFERENTE AUNQUE SIMILAR DESDE EL PUNTO DE VISTA CUALITATIVO.
© MALTE.MEINSHAUSEN@ENV.ETHZ.CH; ETH ZÜRICH 2004


martes, 3 de enero de 2012

efectos catastróficos a más largo plazo

• El calentamiento provocado por las emisiones puede disparar el debilitamiento irreversible de la capa de hielo de Groenlandia, cuyas consecuencias serán la subida de hasta siete metros del nivel del mar
durante muchos siglos. Se ha constatado también un ritmo creciente en la liberación de hielo desde la Antártida, revelando una alto riesgo de fusión.
• Una ralentización, un desplazamiento o la desaparición de la Corriente del Golfo Atlántico tendrán unos efectos dramáticos en Europa y afectarán al entero sistema de circulación oceánica.
• Las importantes liberaciones de gas metano como consecuencia del deshielo del permafrost y desde los océanos provocarán un aumento del gas en la atmósfera y, consiguientemente, del calentamiento global.

lunes, 2 de enero de 2012

Estos son sólo algunos de los posibles efectos si permitimos que continúen las tendencias actuales

efectos probables de un calentamiento de pequeño a moderado
• Subida del nivel del mar debido al deshielo de los glaciares y a la expansión térmica de los océanos como consecuencia del aumento de las temperaturas.

• Liberaciones masivas de gases de efecto invernadero provocadas por el
deshielo del permafrost y la desaparición de los bosques.

• Un alto riesgo de aumento de eventos climáticos extremos como olas de calor, sequías e inundaciones. Durante los últimos 30 años se ha doblado ya la incidencia global de las sequías.
• Importantes impactos a nivel regional. En Europa se producirá un incremento del desbordar de los ríos, de las inundaciones costeras, la
erosión y la pérdida de los humedales. Las inundaciones afectarán también en gran medida a las zonas costeras de baja altitud de países en vías de desarrollo como Bangladesh y el Sur de China.
• Se verán amenazados sistemas naturales como glaciares, arrecifes de coral, manglares, ecosistemas alpinos, bosques boreales, bosques tropicales, humedales de llanuras y praderas nativas.
• Riesgos crecientes de extinción de especies y pérdida de biodiversidad.

• Los mayores impactos se dejarán sentir en los países más pobres del África
Subsahariana, Sur de Asia, Sureste asiático, Andinos y Sudamérica, así como en las pequeñas islas con menor capacidad de protección ante el aumento de las sequías y la subida del nivel del mar, el aumento de enfermedades y la caída de la producción agrícola.

domingo, 1 de enero de 2012

efecto invernadero y cambio climático

El efecto invernadero es el proceso por el cual la atmósfera atrapa parte de la energía solar, calentando la Tierra y moderando nuestro clima. Un aumento de los ‘gases de efecto invernadero’ provocado por el hombre está aumentando artificialmente este efecto, elevando las temperaturas globales y afectando a nuestro clima. Estos gases de efecto invernadero incluyen el dióxido de carbono, producido por la combustión de combustibles fósiles y la deforestación, el metano, liberado por acción de la agricultura, por animales y vertederos, y el óxido nitroso, provocado por la producción agrícola más una variedad de industrias químicas.

Cada día dañamos nuestro clima utilizando combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) para energía y transporte. Como resultado, el cambio climático está ya afectando a nuestras vidas y se espera que destruya el medio de vida de muchas personas en los países en vías de desarrollo, ecosistemas y especies en las próximas décadas. Por esta razón debemos reducir de manera importante nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, una medida importante tanto desde el punto de vista medioambiental como económico.

Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el foro de expertos de las Naciones Unidas, se espera un incremento de la temperatura mundial durante los próximos cien años de hasta 5,8° Celsius, un aumento mucho más rápido que el experimentado hasta ahora en la historia de la humanidad. El objetivo de la política del clima debería ser el mantenimiento de la subida de la temperatura global en menos de 2°C por encima de los niveles de la era pre-industrial. A una subida de 2°C y superior se producirá un aumento dramático de los daños a los ecosistemas y de desastres. Contamos con muy poco tiempo para poder cambiar nuestro sistema energético y alcanzar estos objetivos, lo que significa que las emisiones globales tendrán que comenzar a bajar como muy tarde a finales de la próxima década.

El cambio climático está ya afectando a la gente y a los ecosistemas. Puede apreciarse ya en la desintegración de los casquetes polares, el deshielo del permafrost (redoma), la desaparición de los arrecifes de coral, la subida de los niveles del mar y el aumento de las olas de calor. No son sólo los científicos los que asisten a estos cambios. Desde los Inuit de las tierras del norte hasta los isleños de áreas cercanas al ecuador, todos están sufriendo ya los impactos del cambio climático. Un aumento del calentamiento global de 2°C amenaza a millones de personas con un aumento de problemas como el hambre, la malaria, las inundaciones y las sequías.

Nunca antes se había enfrentado la humanidad a una crisis medioambiental tan inmensa. Si no tomamos medidas urgentes e inmediatas para detener el calentamiento global, sus daños podrían llegar a ser irreversibles, y esto sólo puede acometerse con una rápida reducción de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.