• combustión directa La combustión directa es la forma más común de convertir la biomasa en energía para producir calor y electricidad. En todo el mundo supone más del 90% de la generación por biomasa. Las
diferentes tecnologías empleadas son las de lecho fijo, lecho fluidizado o de lecho arrastrado. En la combustión en lecho fijo, como un horno, el aire primario pasa por un lecho fijo donde tienen lugar los procesos de secado, gasificación y combustión de carbón vegetal. Los gases de combustión producidos se queman tras la incorporación del aire secundario, generalmente en una zona separada del lecho del combustible. En la combustión en lecho fluidizado, el aire de combustión primario se inyecta desde la base del horno a una velocidad tal que convierte el material del interior del horno en una masa hirviente de partículas y burbujas. La combustión de lecho arrastrado es aconsejable para combustibles
disponibles en forma de pequeñas partículas como arena o virutas que se inyectan neumáticamente en el horno.
• gasificación Los combustibles procedentes de la biomasa son cada vez más utilizados con tecnologías de conversión avanzadas como los sistemas de gasificación, que ofrecen mayores eficiencias comparado con la generación de energía convencional. La gasificación es un proceso termoquímico en el cual se calienta la biomasa con poca presencia o en ausencia total de oxígeno para producir un gas de bajo contenido energético que puede utilizarse para accionar una turbina de gas o un motor de combustión para generar electricidad. La gasificación puede disminuir los niveles de emisiones comparado con la producción energética por combustión directa y con un ciclo de vapor.
• pirólisis La pirólisis es un proceso por el cual se expone la biomasa a unas altas temperaturas en ausencia total de aire, provocando su descomposición. La pirólisis produce siempre gas (‘biogas’), líquido (‘bio-
oil’) y sólido (‘carbón vegetal’), cuyas proporciones relativas dependen de las características del combustible, del método de pirólisis y de los parámetros de la reacción, tales como la temperatura y la presión. Unas temperaturas más bajas producen productos más sólidos y líquidos, y unas temperaturas más elevadas producen más biogás
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