La eficiencia energética a menudo tiene múltiples efectos positivos. Por ejemplo, una lavadora o un lavavajillas eficientes utilizan menos energía y menos agua. La eficiencia ofrece también más confort: una vivienda perfectamente aislada será más confortable durante el invierno, más fresca en verano y más sana. Un refrigerador eficiente hará menos ruido, no producirá escarcha dentro ni condensación por fuera y probablemente durará más. Una iluminación eficiente le ofrecerá más luz dónde más se necesite. La eficiencia significa, por lo tanto 'más por menos'.
La eficiencia tiene un enorme potencial. En una vivienda pueden tomarse unas medidas muy simples, como colocar aislamiento adicional en el tejado, utilizar doble acristalamiento super-aislante o adquirir una lavadora de mayor eficiencia energética cuando se estropee la vieja. Todos estos ejemplos permitirán ahorrar dinero y energía. Pero los mayores ahorros no se producen sólo con este tipo de medidas. Los beneficios reales se obtienen de la reconsideración del concepto completo, es decir, ‘la casa en su conjunto’, ‘el coche en su conjunto’ o incluso ‘el sistema de transportes en su conjunto’. Cuando consiga esto, verá cómo pueden recortarse las necesidades energéticas entre cuatro y diez veces comparado con las necesidades actuales.
Tomemos como ejemplo una casa: aislando correctamente todo el recinto exterior (desde el tejado hasta el sótano), para lo cual se necesita una inversión adicional, la demanda de calor será tan baja que podrá instalar un sistema de calefacción más pequeño y más barato – compensando así los costes extra del aislamiento. Con ello se consigue una casa que sólo necesita un tercio de la energía sin que su construcción sea más cara. Con un aislamiento suplementario e instalando un sistema de ventilación de alta eficiencia, se reduce una décima parte la demanda energética. Durante los últimos diez años se han construido en Europa miles de casas super- eficientes de este tipo. Esto no es un sueño de futuro, sino parte de la vida
de todos los días.Aquí tenemos otro ejemplo: imagine que es el director de una oficina. Durante los meses calurosos del verano el aire acondicionado bombea aire frío a las espaldas de su plantilla para mantenerla productiva, y como es bastante caro, podría pedir que un ingeniero inteligente mejore la eficiencia de las bombas de refrigeración. Pero por qué no reconsiderar el sistema en su conjunto. Si mejoramos el edificio para evitar que el sol caliente como
un horno la oficina, instalamos ordenadores, fotocopiadoras y luces de bajo consumo (que ahorran electricidad y generan menos calor), e instalamos sistemas de refrigeración pasivos como ventilación nocturna – tal vez no llegue a necesitar más el sistema de aire acondicionado. Y si se hubiera planificado y construido adecuadamente el edificio, no habría tenido que comprar el aire acondicionado.
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