La energía geotérmica aprovecha el calor procedente de las profundidades de la corteza terrestre. En la mayoría de las zonas, este calor llega a la superficie en un estado muy difuso, pero debido a la variedad de procesos geológicos, algunas zonas, como la parte occidental de EEUU, las zonas occidental y central de Europa, Islandia, Asia y Nueva Zelanda ofrecen recursos geotérmicos a profundidades relativamente pequeñas que se clasifican como energía geotérmica de baja temperatura (menos de 90°C), de temperatura media (90° - 150°C) y de alta temperatura (superior a 150°C). Los usos que pueden darse a estos recursos dependen de la temperatura: la energía geotérmica de temperaturas más altas se emplea generalmente para la generación de energía eléctrica. La capacidad de generación de energía geotérmica en el mundo es de unos 8.000 MW. Los usos para recursos de temperatura baja y moderada pueden dividirse en dos categorías: uso directo y bombas de calor geotérmico.
Las centrales geotérmicas utilizan el calor natural de la tierra para vaporizar agua o un medio orgánico. El vapor obtenido activa una turbina que produce electricidad. En Nueva Zelanda e Islandia se utiliza esta técnica desde hace décadas. En Alemania, donde hay que perforar a muchos kilómetros de profundidad para alcanzar las temperaturas necesarias, se encuentra aún en periodo de prueba. Las centrales geotérmicas para producción de calor requieren temperaturas más bajas y el agua calentada se utiliza directamente.
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