Durante los últimos años, un gran número de países establecieron unos objetivos para las energías renovables enmarcados en sus políticas de reducción de gases de efecto invernadero y con el objetivo de mejorar la seguridad de sus suministros energéticos. Estos objetivos se suelen expresar en términos de capacidad instalada o como un porcentaje del consumo energético. Aunque en muchas ocasiones estos objetivos no son de obligado cumplimiento, han sido importantes catalizadores para mejorar la cuota de energías renovables en todo el mundo, desde Europa hasta el Lejano Oriente y EEUU.
Un plazo de unos cuantos años para la planificación, no es suficiente para el sector eléctrico, donde puede registrarse un plazo de inversiones de hasta 40 años. Los objetivos de las energías renovables deben contar con medidas a corto, medio y largo plazo y ser de obligado cumplimiento para que resulten efectivas. También deben estar apoyadas por mecanismos tales como un sistema de retribución por primas. Para poder conseguir un aumento importante de la proporción de energías renovables se deben acordar objetivos en consonancia con el potencial local de cada tecnología (eólica, solar, biomasa, etc.) y en función de la infraestructura local, tanto la existente como la planificada.
En los últimos años la energía eólica y la solar han demostrado que es posible mantener un crecimiento del 30 al 35% en el sector de las renovables. Junto con la Asociación Europea de Industria Fotovoltaica, la Asociación Europea de Industria Termosolar y la Asociación Europea de Energía Eólica2, Greenpeace y el EREC han documentado la evolución de esas industrias desde 1990 en adelante y han presentado un pronóstico de crecimiento hasta el año 2020.
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