jueves, 27 de septiembre de 2012

internalización de los costes sociales y medioambientales de la energía contaminante

El coste real de la producción de energía por medios convencionales incluye los gastos gravados sobre la sociedad, como los impactos en la salud y la degradación ambiental a nivel local y regional – desde la contaminación con mercurio hasta la lluvia ácida – además de los impactos negativos a nivel mundial del cambio climático. Entre los costes ocultos destacan la exoneración de los costes de seguros por accidentes nucleares que son demasiado costosos para ser cubiertos por los operadores de las centrales nucleares. Por ejemplo el Acta Price- Anderson limita la responsabilidad de las centrales nucleares estadounidenses en el caso de un accidente a una cantidad de hasta 98 millones de dólares por central, y a sólo 15 millones anuales por central, debiendo ser financiado el resto por un fondo industrial por un valor de hasta 10 mil millones de dólares – el cual pagan los contribuyentes4. Los daños al medio ambiente deben ser rectificados hasta alcanzar el estado originario. Traducido en términos de generación de energía, podría significar que, idealmente, la producción de energía no debería contaminar y que es responsabilidad de los productores energéticos evitarlo. Si contaminan, deberían pagar una cantidad igual al daño provocado a la sociedad en su conjunto, aunque puede resultar difícil cuantificar los impactos medioambientales que provoca la generación de electricidad. ¿Qué precio tiene la pérdida de hogares en las islas del Pacífico como resultado de la desaparición de los casquetes polares, o el deterioro de la salud y la pérdida de vidas humanas?

Con un ambicioso proyecto, financiado por la Comisión Europea - ExternE – se han intentado cuantificar los costes reales, incluyendo los costes medioambientales, que conlleva la generación de electricidad. Se pronostica que los costes de producción de electricidad a partir del carbón o el petróleo se doblarán, y que el del gas podría aumentar un 30% si se tuvieran en cuenta los costes externos, en forma de daños al medio ambiente y a la salud. Si esos costes medioambientales se cargaran en la generación de electricidad en
función de su impacto, muchas fuentes de energía renovable no necesitarían ningún tipo de subvención. Si a la vez, se eliminaran las subvenciones directas e indirectas a los combustibles fósiles y a la energía nuclear, disminuiría notablemente la necesidad de aportar ayudas a la generación de electricidad renovable o incluso, dichas ayudas, serían totalmente innecesarias.

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