La información pública sobre las reservas de petróleo y gas incurre en una notable incoherencia y parece escasamente fiable desde el punto de vista legal, comercial, histórico y, en muchos casos, político. Las cifras más cotejadas, procedentes de las publicaciones de la propia industria, Oil & Gas Journal y World Oil, tienen un valor limitado, ya que ofrecen las cifras sobre reservas procedentes de compañías y gobiernos sin analizarlas ni
verificarlas. Además, al no existir una definición coherente del término reservas ni una práctica informativa estándar, generalmente estas cifras representan diferentes magnitudes conceptuales y físicas. Una terminología confusa (reservas ‘comprobadas, ‘probables’, ‘posibles’, ‘recuperables’, ‘certidumbre razonable’) contribuye también a este problema.
Históricamente las compañías petrolíferas privadas han subestimado de manera constante sus reservas para ajustarse al conservadurismo de normas en la bolsa de valores y por precaución comercial. Cuando se realizaba un nuevo descubrimiento, se informaba sólo de una parte de las estimaciones de los geólogos sobre recursos recuperables para más adelante aumentar las estimaciones sobre las reservas del mismo yacimiento. Las compañías petrolíferas nacionales, representadas casi al completo por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), no están sujetas a ningún tipo de responsabilidad, por lo que sus prácticas de información son aún menos claras. A finales de los años 80 los países de la OPEP sobrestimaron de manera descarada las reservas en la competencia por cuotas de producción, que se asignan en proporción a las reservas. Aunque se hizo necesaria alguna revisión tras la nacionalización de las empresas, entre 1985 y 1990, los países de la OPEP aumentaron sus reservas conjuntas un 82%. Estas dudosas revisiones no sólo no fueron nunca corregidas, sino que además muchos de esos países han estado informando durante años de reservas sin explotar, aunque no se realizara ningún descubrimiento importante y la producción continuara al mismo ritmo. Además de esto, se han sobrestimado en un 30% las reservas de petróleo y de gas de la antigua Unión Soviética debido a la errónea interpretación a posteriori de las estimaciones originales.
Aunque las compañías privadas son ahora más realistas sobre la entidad de sus recursos, los países de la OPEP están en posesión de la mayoría de las reservas públicas y la información sobre los recursos es tan incompleta como siempre, por lo que estas fuentes de información deben tratarse con mucha cautela. Para realizar una estimación aproximada de los recursos petrolíferos del mundo habría que realizar una valoración a nivel regional de la media de descubrimientos pasados (es decir ‘técnica’).
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