La mayor parte del suministro eléctrico en los países de la OCDE se genera en centrales eléctricas de carbón y, en algunos casos, centrales nucleares, que son difíciles de regular. Las modernas centrales eléctricas de gas, por contra, no
son sólo altamente eficientes, sino también más fáciles y rápidas de regular y con ello más capaces de compensar las cargas fluctuantes. Las centrales eléctricas de carbón y nucleares presentan unos costes de combustión y operación más bajos, pero unos costes de inversión comparativamente
mayores, por lo que deben funcionar ininterrumpidamente como “carga base” para poder recuperar sus inversiones. Las centrales eléctricas de gas tienen menos costes de inversión y son rentables incluso a bajo rendimiento, lo que
las hace más adecuadas para equilibrar las variaciones en el suministro de fuentes de energía renovable.
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martes, 13 de marzo de 2012
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