Estudiantes de la unidad educativa Custodio Ayaviri, de Capinota, cierran la gestión con un importante aporte al medio ambiente y a la economía de su comunidad. Estos estudiantes recolectaron 2.5 toneladas de plásticos gracias a un programa de Responsabilidad Social (RS) de COBOCE, evitando así un impacto severo al medio ambiente, al suelo y al agua.
La iniciativa surgió el año 2010 como un proyecto piloto impulsado por la empresa cooperativa COBOCE Cemento donde se recolectó alrededor de media tonelada. El trabajo contínuo y sensibilización por la problemática del medio ambiente hizo que la experiencia se traslade también a la comunidad a través de campañas impulsadas por los mismos estudiantes, logrando resultados cuatro veces mayores al primer año.
COBOCE Cemento, a través de la Unidad de Sistemas de Gestión del SIG (Sistemas Integrados de Gestión), brindó talleres a los niños sobre la importancia de hacer un buen manejo de los residuos sólidos para que éste no se convierta en basura. Enfocaron el sistema de las tres “R” (Reducir, Reutilizar y Reciclar), incluyendo la separación en origen.
El problema constante de los escolares era los plásticos generados en el desayuno escolar. “Los estudiantes saben que estos plásticos tardan 100 años en degradarse, pero también saben que les puede generar ingresos económicos”, explicó el gerente de Sistemas de Gestión y Cooperativismo de COBOCE Ltda., José Rendón.
Con el conocimiento en la mente, los estudiantes se pusieron manos a la obra. La empresa cementera brindó materiales básicos para la separación en origen, como los contenedores de residuos acorde a un código de colores.
Una vez recolectado y almacenado el material, la empresa recogió todo el plástico para luego prensarlo y entregarlo a una empresa recicladora.
“Difícilmente las empresas vienen hasta provincias por tan pocos volúmenes”, explicó Rendón, al citar una de las primeras dificultades con las que atravesaron los escolares. Pero al juntar con todo el material reciclable que recolectaba COBOCE ya se pudo concretar el recojo.
Entre los resultados, el jefe de Sistemas Integrados de Gestión de COBOCE Cemento, Dalibor Cezareo, destacó la satisfacción de los escolares al realizar un trabajo en bien de su comunidad. “Un plástico reciclado es un contaminante menos en el río”, aseguró.
Pero, además, esta actividad le trae a la unidad educativa, ingresos que en pasados años, le permitieron comprar algunos pupitres y material de limpieza.
Este año, las ganancias ascendieron a 4800 bolivianos que irán a la refacción de la fachada del colegio.
La iniciativa se proyecta a otras unidades educativas del pueblo
Los resultados conseguidos y el impacto positivo al medio ambiente han motivado la participación de otros establecimientos como las unidades educativas “Charamoco” y “Jaime Méndez” que demandan la réplica de las tareas de reciclado en su comunidad.
Este año, Charamoco inició con la primera experiencia que logró recolectar su primera carga de plásticos -de botellas pet y bolsas tetrapack-.
RECOJO Lo difícil para estas unidades educativas es que empresas dedicadas al reciclaje lleguen hasta sus comunidades. “A veces a las empresas no les conviene ir hasta tan lejos por pequeños volúmenes”, lamentó el gerente de Sistemas de Gestión y Cooperativismo de la COBOCE Ltda., José Rendón.
Sin embargo, pese a estas limitaciones, la empresa cementera les hizo los contactos y los estudiantes lograron vender el resultado de su trabajo a otra empresa.
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martes, 2 de diciembre de 2014
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