La industria nuclear afirma que puede ‘desechar’ sus residuos nucleares confinándolos en cementerios nucleares, una solución que no aislará para siempre el material radiactivo del medio ambiente. Un confinamiento bajo tierra sólo consigue ralentizar el escape de radiactividad a la atmósfera. La industria intenta predecir el tiempo que tardará en producirse algún escape para poder afirmar que las dosis radiactivas a los habitantes de las zonas cercanas en el futuro serán “aceptablemente bajas”. Pero no hay que olvidar que los avances científicos en este campo no son hoy día suficientes para determinar con certidumbre estas predicciones.
Como parte de su campaña de creación de nuevas centrales nucleares en el mundo, la industria afirma que los problemas asociados con el almacenamiento de los residuos nucleares tienen más que ver con la aceptación pública que con asuntos técnicos. La industria habla a menudo de propuestas de almacenamiento nuclear existentes en Finlandia, Suecia o Estados Unidos para resaltar su idea.
El residuo más peligroso es el combustible altamente radiactivo (o gastado) extraído de los reactores nucleares, con emisión de radiaciones durante cientos de miles de años. En algunos países la situación se ve exacerbada por el ‘reprocesado’ de este combustible gastado – que implica su disolución en ácido cítrico para separar el plutonio para uso armamentístico, un proceso que produce un residuo líquido altamente radiactivo. Actualmente existen unas 270.000 toneladas de residuos nucleares de combustible gastado almacenado, mucho de ello en las instalaciones de los reactores. El combustible gastado se acumula a un ritmo de unas 12.000 toneladas al año, utilizándose alrededor de un cuarto del mismo para su reprocesado3. Ningún país del mundo tiene la solución para tratar estos residuos altamente radiactivos.
La OIEA reconoce que, a pesar de sus requisitos internacionales en materia de seguridad, “…las dosis de radiación a individuos, en el futuro, sólo pueden ser estimadas y las incertidumbres asociadas con estas estimaciones aumentarán aún más en el futuro.”
La opción menos dañina para los residuos ya creados es su almacenamiento
no subterráneo, en un almacén seco en las instalaciones de origen, aunque esta opinión presenta también importantes retos y amenazas. La única solución real es frenar la producción de residuos.
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