El efecto invernadero es el proceso por el cual la atmósfera atrapa parte de la energía solar, calentando la Tierra y moderando nuestro clima. Un aumento de los ‘gases de efecto invernadero’ provocado por el hombre está aumentando artificialmente este efecto, elevando las temperaturas globales y afectando a nuestro clima. Estos gases de efecto invernadero incluyen el dióxido de
carbono, producido por la combustión de combustibles fósiles y la deforestación, el metano, liberado por acción de la agricultura, por animales y vertederos, y el óxido nitroso, provocado por la producción agrícola más una variedad de industrias químicas.
Cada día dañamos nuestro clima utilizando combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) para energía y transporte. Como resultado, el cambio climático
está ya afectando a nuestras vidas y se espera que destruya el medio de vida de
muchas personas en los países en vías de desarrollo, ecosistemas y especies en las próximas décadas. Por esta razón debemos reducir de manera importante nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, una medida importante tanto desde el punto de vista medioambiental como económico.
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el foro de expertos de las Naciones Unidas, se espera un incremento de la temperatura mundial durante los próximos cien años de hasta 5,8° Celsius, un aumento mucho más rápido que el experimentado hasta ahora en la historia de la humanidad. El objetivo de la política del clima debería ser el mantenimiento de la subida de la temperatura global en menos de 2°C por encima de los niveles
de la era pre-industrial. A una subida de 2°C y superior se producirá un aumento dramático de los daños a los ecosistemas y de desastres. Contamos con muy poco tiempo para poder cambiar nuestro sistema energético y alcanzar estos objetivos, lo que significa que las emisiones globales tendrán que comenzar a bajar como muy tarde a finales de la próxima década.
El cambio climático está ya afectando a la gente y a los ecosistemas. Puede apreciarse ya en la desintegración de los casquetes polares, el deshielo del permafrost (redoma), la desaparición de los arrecifes de coral, la subida de los niveles del mar y el aumento de las olas de calor. No son sólo los científicos los que asisten a estos cambios. Desde los Inuit de las tierras del norte hasta los isleños de áreas cercanas al ecuador, todos están sufriendo ya los impactos del cambio climático. Un aumento del calentamiento global de 2°C amenaza a millones de personas con un aumento de problemas como el hambre, la malaria, las inundaciones y las sequías.
Nunca antes se había enfrentado la humanidad a una crisis medioambiental tan inmensa. Si no tomamos medidas urgentes e inmediatas para detener el calentamiento global, sus daños podrían llegar a ser irreversibles, y esto sólo puede acometerse con una rápida reducción de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
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martes, 6 de septiembre de 2011
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